
¿Por qué tu pyme va sin rumbo?
Vosotros, pequeños LinkedIanos experimentados en mil y una batallas, sabéis de sobra que el elevator pitch hay que llevarlo bien aprendido.
Esa corta pero grandilocuente descripción de nuestro proyecto, empresa o trabajo que nos hace parecer exitosos y sabedores de todas las respuestas.
Lo que tu director de marketing llama tu mantra, tus mentores definen como propuesta de valor y tu abuela, a la que no vayas con cuentos, define con un “eso que tú haces”.
Por eso, cuando un cliente tarda 10 minutos en explicar a qué se dedica su empresa, dirías que lo está haciendo regulinchis.
La respuesta habitual de esta nieta de su abuela que os escribe, dedicándose ella a optimizar pymes, suele ser algo como:
¿Podrías ahora explicármelo en 10 palabras?
Eso nos ayuda a trazar con cada empresario el que será el plan de acción para las próximas semanas.
Misión clara = Objetivos claros = Equipo alineado = Resultados que te ponen.
Aunque a veces el cliente cree que mi pregunta se debe a que no le he entendido a la primera. Entonces me regala una nueva explicación, con aun más detallitos.
Como cuando te explican lo que es un fuera de juego, sin que hayas preguntado -aunque creo que esa es una experiencia reservada solo a un afortunado 50% de la humanidad-.
Y así llegamos al caso de Cristian, el joven gerente que tengo delante, mientras me explica muy desconsoladamente la situación de su empresa.
El emprendedor empieza a hablarme de franquicia de bioproductos, deportistas, suplementación, que si la chía del pan y que si nutricionistas certificados.
Con sus explicaciones mi mente va dibujando el organigrama, los atascos financieros que le estresan, los problemas con los franquiciados y la increíble proyección que puede tener.
“Proyectazo”, pienso.
La explicación sin embargo, sigue con menciones a servicios de presoterapia dentro de las tiendas, a una web basada en un vídeo de un horno de pan o a una llamada a la acción sobre adelgazar sin pasar hambre.
Un cacao difícil de explicar porque es, simplemente, difícil de “ser”.
Así que, como Cristian tiene varios frentes abiertos a los que debemos meter mano urgentemente, hay que empezar definiendo la misión.
Si no sabes dónde estás, no puedes saber dónde puedes llegar.
Después de todo, el propósito, ese “por qué haces lo que haces” es lo que alinea todo lo demás. Aquel famoso why del círculo dorado de Simon Sinek.
Sin él, ¿cómo esperas que tu equipo te siga? ¿Te entienda, siquiera?
La visión que tienes de tu empresa, la misión que te enfoca en lo importante y la importancia de comunicarlas bien a quien debe entenderlo, sean clientes, empleados o tu abuela.
Y de algo así va el vídeo de esta semana.
Yo de ti no me lo perdería. Quién sabe, quizás ocurra como con la charla de Sinek y una audiencia de 50 personas se convierta en 60 millones de visualizaciones. Molaría que pudieras decir “ah, yo fui de sus primeros seguidores, cuando aun era una pardilla en Youtube”.
Por si fuera poco, el vídeo de esta semana es el tercero de la serie “5 malos hábitos de CEOs con problemas”. Una serie pensada para ayudar a gerentes de negocios a superar muchas de las dificultades que más nos estresan, para crecer con éxito, ganar mucha pasta y vivir mejor. Casi nada.